sábado, 10 de noviembre de 2012

El Poder del Pueblo

Democracia, Democracia y Democracia, es el grueso de los discursos que están de moda y que resultan ser los más atrayentes, porque dan la impresión de defender un bien muy grande.

Suena bonita la palabra; da la sensación de que es la solución a las injusticias y que otorga una mayor libertad. Pero el problema de estos discursos es que no muestran la letra chica.

La democracia en sí misma no tiene nada de malo, por el contrario, es UN MEDIO muy bueno para alcanzar acuerdos. NO PUEDE SER UN FIN EN SÍ MISMA porque, al revés de lo que se piensa, puede dar pié a una dictadura que se come a las minorías.

La democracia sirve para saber lo que quiere la mayoría, pero, que una mayoría piense de una determinada manera, no significa que tenga la razón y que esté en lo justo; perfectamente podrían estar defendiendo causas perjudiciales para el bien común. Es por esto que la democracia debe ser regulada, resguardando siempre LA DIGNIDAD HUMANA.

Gracias a la democracia llegó al poder Adolf Hitler y fue crucificado Jesucristo.

Cada vez que ocupemos esta palabra pensemos siempre en las personas que discrepan con la mayoría, y analicemos la forma de también respetar sus derechos y opiniones; pero por sobre todo, debemos velar por el respeto absoluto de la dignidad humana.

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